De Ucrania a Polonia pasamos por
la última frontera con trámites aduaneros porque a partir de ahí ya íbamos a
circular por países de la Unión Europea,
¡bendita sea! Para no faltar a la tradición, el paso fronterizo se hizo
lento y con colas (y con los típicos listos que se cuelan por todos los lados).
Tardamos unas dos horas. Lo primero que nos llamó la atención fue el cambio a
mejor que se apreciaba en Polonia. Hace dos años pasamos por aquí camino de
Rusia y vimos cantidad de carreteras maluchas, muchas obras, autopistas a medio
hacer, mal acabadas, pueblos con sabor a tiempos pasados (comunismo), en
definitiva, un país en vías de desarrollo. Esta vez, de “vías de desarrollo”,
nada de nada. Carreteras perfectas, señalización impecable, autopistas como las
alemanas, pueblos perfectamente urbanizados con casas bien mantenidas y
pintadas, postes y farolas verticales en plan maniático, mobiliario urbano
perfectamente dispuesto y mantenido. Parecía que estábamos en Alemania.
Impresionante el cambio. Es una satisfacción y un orgullo ver cómo con la ayuda
de la UE, incluida España, los países que se han adherido, los provenientes del
bloque del Este, han experimentado una subida de nivel palpable. Por el contrario,
el paso a Polonia dignificó el fin de los países “amables”, es decir aquellos
en los que cuando tienes un problema con el coche los mecánicos sueltan lo que
tienen en las manos y se entregan a ayudarte, donde te hacen una chapuza y no
te cobran, donde te para la policía por exceso de velocidad y, tras una
conversación simpática te perdonan la multa, donde los problemas siempre se
arreglan de manera suave, donde comer te cuesta 3 euros y la gasolina casi la
mitad. Nosotros estamos más a gusto en este “hábitat”.
Otra cosa me llamó la atención.
Había cantidad de radares. Sin exagerar, pude ver cámaras en la entrada y
salida de cada población y en tramos rectos de carretera. En un tramo de 300
Kms conté 70. Lo que no llegué a entender es cómo los polacos pasan por las
zonas con radar a toda velocidad. Yo respetaba los límites de velocidad por no
llevarme una multa, pero los locales me adelantaban como posesos. ¿Será que los
radares son falsos (imitaciones de plástico)? ¿Será que no funcionan (falta de mantenimiento)?
¿Será que los del lugar saben cuáles están rotos?¿Será que en Polonia no se
pagan las multas? Un misterio.
Fuimos a dar con un hostal formidable, un chalet
de un señor mayor con jardín, habitación confortable, buenas camas, buen
internet. Estuvimos dos noches. Cerca de esta ciudad está el campo de
exterminio nazi de Auschwitz. A ninguno de los tres nos apeteció la visita.
Mucha amargura concentrada. De aquí salimos hacia Eslovaquia por carreteras
secundarias atravesando paisajes estupendos, suaves colinas, bosques, inmensos
campos labrados y pueblecitos que parecían de Suiza.
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