Resulta que no hizo falta ir a
África para pasar aventuras con el coche. Entrando en la península de Crimea a
la hora de comer, buscamos un camino de tierra por el que alejarnos de la
carretera para hacer un picnic. Encontramos uno que nos llevaba a un paraje
bonito, pero según conducía notaba que el suelo era peligroso. Demasiado tarde.
Aceleré a fondo para coger velocidad pero la furgoneta lo que hizo fue pararse.
Tras inspeccionar el terreno vimos que se trataba de arena. Todo el territorio
era arena con hierba y matojos de zona costera. Hice un intento de sacar el
vehículo marcha atrás pero sin resultado. Estábamos bien atascados, sin palas,
sin planchas y sin nadie a quien pedir ayuda en las cercanías. Tensión en el
ambiente. Solución, quitar peso, desinflar los neumáticos, quitar la arena de
delante de las ruedas y poner maderas para evitar más hundimiento. Bajamos de
la furgo las cosas que más pesaban como las botellas de agua mineral, el WC
químico y algunos equipajes, desinflamos las ruedas hasta dejarlas a mitad de
presión, con las manos enguantadas quitamos la arena de las ruedas y pusimos
algunas maderas. Combinando acelerones y empujones de Ale y Sofi para adelante
y para atrás conseguimos salir del atolladero. Uuff… La cosa pudo haberse
puesto muy fea. Al final mucha risa. A pocos kms de allí había un taller de
ruedas donde nos inflaron los neumáticos a la presión correcta. Sorry, no hay fotos.
Desguace |
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