lunes, 16 de septiembre de 2013

LVIV

Nuestro siguiente destino era la segunda ciudad de Ucrania: Lviv, 540Km. Para evitar una jornada de carretera larga decidimos parar en Lutsk. La guía decía que valía la pena y así fue. Había un casco antiguo con un castillazo tremendo, además de otros edificios antiguos interesantes. Nos metimos a cenar en un restaurante donde sólo había una mesa ocupada por varias mujeres mayores, parecía como si se tratara de la despedida de una de ellas que se jubilaba, vete a saber. El caso es que además había un equipo de música que operaba un señor mayor que se ponía a dirigir una orquesta inexistente. Al rato se pusieron a cantar a grito pelado dos hombres. No entendíamos nada. Parecía un bautizo sin niño o una boda sin novios. La camarera, muy simpática, nos trajo lo que le vino en gana porque no conseguimos entendernos con ella. Ni tenían menú en inglés ni ella sabía una palabra que no fuera ucraniano. Nos habló y a todo le dijimos que sí. Cenamos una ensalada de pollo con piña, una carne en salsa y yo algo que todavía no he podido identificar. Todo muy bueno.
El Castillo de Lutsk
Nuestro hotel en Lutsk 
Hotel en Lutsk
Viejos camiones rusos

Monumento socialista
Camino de Lviv paramos a cambiar el aceite a la furgoneta. Habíamos hecho más de 17.000Kms desde Madrid. Junto al taller había un café cuyo váter era de tipo letrina, es decir un agujero en el suelo y todo el fandango a la vista. África profunda, con su olor y todo. Gran contraste con la gran ciudad que es Lviv, con sus pomposos edificios de antes del socialismo, su ópera y sus zonas turístico-peatonales.
Es curioso cómo se gestiona el aparcamiento del coche en las ciudades. En un principio nos decimos: “Dios mío, dónde metemos el coche, en medio de una gran ciudad, con aparcamiento regulado, atascos, miles de automóviles, policía vigilando,…” Al final siempre encontramos, o nos encuentran, un aparcamiento junto al hotel. La cuestión de la seguridad es también un tema para comentar. En ningún país, ciudad, pueblo o campo hemos percibido el más mínimo indicio de inseguridad. Eso es una cosa que se aprecia. Notas que nadie presta la más mínima atención al coche, ni ves tipos sospechosos por ningún lado. A lo mejor es pura chiripa, pero de momento no hemos tenido el más mínimo percance (léase robo) y eso que a veces nos dejamos la cámara de fotos a la vista o el GPS. Tampoco es que tengamos otros objetos de valor en el coche.
Fuimos aquí por dos razones, porque estaba en nuestro camino hacia Polonia y porque había leído no sé dónde que era un buen lugar para hacer excursiones por los Cárpatos. Lo de camino a Polonia bien, lo de hacer excursiones a la montaña, mal. Supongo que a lo que se refería la recomendación era a contratar algo en alguna agencia de viajes. Por lo visto esta ciudad es una base para irse a esquiar. Como lo nuestro no es esquiar ni contratar nada con agencias, nos quedamos sin paseo por los Cárpatos. En realidad lo que nos apetecía era una marcha de un día por algún sendero de montaña. Otra vez será. Lo que sí hicimos fue patear la ciudad a base de bien. Ésta es una de las más importantes de Ucrania. Ha pertenecido a Polonia en alguna fase de su accidentada historia. Aquí también intentamos ir a ver ballet, pero el calendario no coincidió por un día. Visitamos la parte antigua que está en “vías de desarrollo”.  Muy bonito el edificio de la Ópera y otros de la zona central. Mucho ambiente y cantidad de restaurantes. Nosotros elegimos uno italiano llamado “Celentano”: excelente comida.
Ucranianas
Lviv
Palacio en Lviv
Banda callejera. Sonaba muy bien.
¿Cual es el nombre de la calle?
Yo proveché para llevar el coche a reparar una chapa del tubo de escape que se había soltado. Preguntando aquí y allá di con un taller estupendo (african style) donde me soldaron la chapita que ya me habían apañado saliendo de Kiev. El precio, una barbaridad, dos euros. También visitamos un museo de pintura donde, aparte de muchos cuadros estupendos, vimos tres del artista ruso Alexander Deyneka. Lo conocíamos por una exposición que hubo hace un par de años en la Fundación March, en Madrid. Este artista era de la era estalinista de la URSS y, al parecer, fue “castigado” por el régimen por haberse apartado de la línea oficial. Le expulsaron de la academia donde impartía clases. Eran los últimos años de Stalin y si no pintabas obreros con el puño en alto o mujeres empuñando un kalashnikov estabas marcado. Con la muerte de Stalin fue rehabilitado.
Pintura de Deyneka

Otro cuadro de Deyneka
Museo de pintura de Lviv
Saliendo de Ucrania hacia Polonia dimos con la peor carretera del viaje. Unos 30 Kms de asfalto roto que nos obligaba a hacer “slalom” para sortear los agujeros. Este país tiene las peores carreteras del viaje, lo cual no significa que no se pueda circular. De los 2000Kms que hicimos en este país, unos 50 fueron por calzadas a nivel africano y unos 300 por asfalto rugoso. El resto OK. Se puede soportar.
Después de un tramo con barro

Carretera ucraniana

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