Ya conocíamos Metz Ale y yo de hace dos años cuando fuimos a
Rusia con Begoña. Estaba en el camino y habíamos conseguido un hotel Fórmula 1
a buen precio en esta ciudad. A Sofi le encantó la tremenda catedral, el casco
antiguo y el río Mosela, de tamaño familiar. La reserva del hotel había fallado
pero lo pudimos arreglar y así pasamos la noche en uno de nuestros hoteles
favoritos:
Los hoteles Fórmula 1 son una cadena francesa, creo, que a
base de ubicarse en zonas industriales, de construir a base de módulos
prefabricados, de contratar un mínimo de personal, de ofrecer unos servicios
básicos pero suficientes y de operar casi en exclusiva a través de internet,
consigue ofrecer unos precios realmente bajos. La habitación triple cuesta alrededor
de 30€. Normalmente el camping sale más caro. Por eso nosotros siempre que
tenemos oportunidad vamos a F1, somos adictos. El único problema es que no
suelen estar en el centro de las ciudades, salvo en Metz que estaba a 20
minutos andando.
Durante el paseo exploratorio nos topamos con una banda que
tocaba en directo en los soportales de la avenida principal. Muy buenos,
especialmente el cantante que hacía payasadas de todo tipo. Nosotros nos
preguntábamos “¿Qué se ha metido ese muchacho?” Tocaban rock con mucho ritmo y
parecía que las letra iban por el camino de la reivindicación social (no se le
entendía un carajo). Cena en un italiano y a la camita gustosa del F1.
Música en directo |
La catedral de Metz al fondo |
En París nos separamos. Ale y Sofi se fueron a ver mercados
y mercadillos y yo me fui al museo del ejército. Las mujeres a lo suyo las
compras y los trapitos y los hombres a ver cañones; hay cosas que no cambian.
Me gustó el museo. Me tiré más de 4 horas y eso que sólo me dediqué a las dos
guerras mundiales. Allí aprendí lo básico de la primera, la división
territorial que había en Europa antes de la guerra, el tratado de Versalles y
cómo quedó el continente después del conflicto. De la segunda me llamó la
atención todo lo de la campaña del desierto (norte de África) y el desembarco
de Normandía. Ni mención a los españoles que combatieron en la guerrilla a
favor de Francia. Vi la foto de la firma del reparto de Europa en Yalta, donde
habíamos estado pocas semanas antes. Por lo demás me decepcionó la falta de
cacharros de guerra como tanques, aviones y cachivaches de ese estilo que son
los que me gustan. En Londres se pueden ver más cosas de estas. Las chicas
tampoco perdieron el tiempo. Estuvieron en el mercadillo de la pulga “Marché au
Puces”, en el de La Bastilla, en el de los pájaros, junto a Notre Dame y en
otro en Montreuil. Infatigables.
Volviendo al asunto de las carreteras secundarias, aquí
también circulamos por algunas, en este caso muy buenas porque se podía ir a
velocidad de autopista (de peaje en Francia) y el paisaje y los pueblos que
atravesamos eran francamente bonitos. Creo que en Francia no hay pueblos feos,
los han debido quitar todos.
Dirección Paris. Carretera secundaria |
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