miércoles, 24 de julio de 2013

LA GRAN CABALGADA

La última noche la pasamos cerca de Trieste, junto a la frontera de Italia con Eslovenia. Se nos complicó lo de conseguir un camping y al final dormimos en un pueblecito de la zona. Era un descampado donde había un par de camiones aparcados. Nos pusimos detrás de ellos, escondidos y dormimos estupendamente. No nos molestó nadie.
La salida de Venecia daba lugar a la jornada más larga de todo el viaje. 700 Kms atravesando Eslovenia, Croacia y parte de Serbia. Pernoctamos en un camping muy agradable a las afueras de Belgrado a orillas del Danubio. Por la mañana, una vuelta rápida por el centro de la ciudad y carretera. Objetivo: llegar a Sofia, capital de Bulgaria. Todo autovía menos unos 80 Kms al final que transcurrían por un valle muy cerrado con cañón, río y vía de tren. Después de tanta autopista se agradece la conducción por este tipo de vías.
Comimos en un restaurante de camioneros turcos. Ale y yo pedimos Kebab. Luisito alitas de pollo y le tardaron media hora en servir. Le está bien empleado por pedir chorradas occidentales en un bar de camioneros turcos. Eso sí, él acabó de comer antes que yo.
La llegada al hotel que teníamos reservado y pagado en Sofia fue un poco caótica. Lloviendo a cántaros, hostal en un tercer piso cuyo portero automático no funcionaba y furgoneta aparcada en zona de carga y descarga. Cincuenta mil cosas que trasladar de la furgo al alojamiento, relío de llaves, de paraguas, de zapatos que se llenan de agua por el río que circula por  la calle y malhumor generalizado. Una llamada telefónica solucionó la situación. Al parecer el muchacho que estaba de guardia en la recepción se había dormido –esto era a las 4 de la tarde-.
El hotelito estaba muy bien. Era un pisazo de lujo de la era pre-soviet con habitaciones grandes, suelo de tarima y bien mantenido.

Fortaleza/Museo militar, Belgrado

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