Nuestro itinerario debía
llevarnos ahora hacia el norte de nuevo, hacia Georgia, porque no podíamos
volver a Turquía directamente. Recordad que las fronteras entre ambos países están cerradas.
Decidimos hacer una acampada en el monte más alto de Armenia, el Aragats (no
Ararat), de 4080m de altura. Montamos el campamento junto a una estación
meteorológica a 3200m de altitud en un día soleado y cálido que se tornó frío a
tope cuando el sol cayó. Cenita de albóndigas de lata que nos supieron a
gloria. Cielo estrellado como se ve pocas veces, aire limpio, puro y frío.
Vista impresionante, sin contaminación lumínica. Era una sensación especial.
Soledad, silencio y aire de montaña. Increíble. Tras vernos un capítulo de la
serie “Vikingos” Ale y Yo nos metimos en la cama con la calefacción estática
conectada hasta que entramos en calor. Luisito en su tienda con el saco y varias
prendas encima para abrigarse. Por la mañana yo tenía un poco de dolor de
cabeza debido a la altura, supongo. También a la furgo le sentaba mal la altura
porque funcionaba a tirones y echaba mucho humo. Males que desaparecieron al
descender. La tarde-noche que pasamos en el monte Aragat resultó ser una de las
más bonitas del viaje.
Al día siguiente nos tocaba
circular por montañas hasta la frontera con Georgia. Después la carretera
transcurría por un valle siguiendo un río. Recorrido entretenido y de
conducción placentera ya que el tráfico era muy escaso. El aduanero del puesto
fronterizo georgiano intentó timarnos unos euros. Nos dijo que teníamos que
pagar 10€ por el papeleo pero luego otro funcionario de otro departamento, creo
que de inmigración, (no llevaba uniforme) nos dijo que el precio era la mitad,
con lo cual le soltamos al de Aduanas los 5€ de rigor y no dijo ni pío.
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A este paisano le preguntamos cómo se salía de la ciudad. Se subió a la furgoneta y nos guió durante unos 10 minutos
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Gastamos el resto de dinero de Armenia antes de la frontera. Compramos chucherías de todo tipo |
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